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  • Foto del escritorAlicia Población

Virginia Imaz. "La alegría como una trinchera".

   





Virginia Imaz Quijera es una payasa profesional nacida en San Sebastián, fundadora de la compañía Oihulari Klown. Actualmente imparte talleres de clown, teatro y cuentacuentos. Además hace espectáculos cómicos enfocándolos siempre desde una perspectiva de género. Entre 1998 y 2000 participó en los espectáculos de La Nouba y El circo del sol y en 2017 fue ganadora del Premio Emakunde a la igualdad. El pasado sábado 8 de febrero Imaz actuó en Barcelona, en la sala Almazen, con su espectáculo Pronoia.


   Durante más de una hora y cuarto la actriz vasca mantuvo toda la atención del público tocando los puntos fuertes del feminismo actual y defendiendo a capa y espada su naturaleza pronoica y lo que esto significa en nuestros días: En psicología, pronoia (en griego previsión, plural pronoiai) es la creencia de que el mundo o las personas, en general, conspiran a favor de uno mismo. De este modo podríamos decir que es lo opuesto a la paranoia. Esto significa que la pronoia es, al fin y al cabo, un canto al optimismo, y así nos lo hace ver Virginia Imaz. Nos pone delante la importancia de la risa, que nos hace vibrar juntos, entrar en sintonía unos con otros, y cuan necesaria es la carcajada compartida en una sociedad que ya no sabe ni reírse de sí misma. La alegría como una forma de rebelión, como una trinchera, dice ella, citando a Benedetti.


    Con breves participaciones del público esta payasa saca a escena los grandes temas del feminismo. Empieza por el falocentrismo, presentado como una polla de goma sobre la que gira desde la educación y la política hasta la justicia, y continúa con la invisibilización de las mujeres en el espacio público, lo absurdo de un lenguaje no inclusivo, la importancia de la sororidad y el techo de cristal. Todo ello desde la comicidad, que provoca en el espectador una mezcla de sentimientos llevándole desde la risa del absurdo a la más profunda tristeza pasando por la consciencia de la realidad. Al final del espectáculo, Imaz tuvo que salir repetidas veces a saludar, aclamada por el cálido aplauso del público.

    ¿Para qué sirve el humor?

   Para mí el humor es esta predisposición del ánimo que nos permite afrontar la adversidad y confrontar situaciones que pueden ser muy complicadas en la vida, y que, generalmente, nos llenan de incertidumbre, de miedo y de angustia. Yo creo que el sentido del humor en los seres humanos se desarrolla al mismo tiempo que la conciencia de la propia muerte. Hay otras especies que también tienen conciencia de su muerte, y animales que ríen, pero no como nosotros; El desarrollo del humor en un cerebro como el de los seres humanos sí está fuertemente ligado a la conciencia del acabarse y al miedo que nos produce la muerte


    O sea, ¿es como una vía de escape?

    Sí. Una cosa viene con la otra, como para relativizar, para volvernos a conectar con el presente, para aprovechar el recreo mientras dure. Creo que nos ayuda mucho en la vida. Está muy vinculado al juego, por eso los niños y las niñas ríen más, porque juegan más. En esta cultura, lamentablemente, madurar o hacerse adulta tiene que ver con dejar de jugar y, a medida que dejamos de jugar, dejamos también de reír. Entonces cualquier espectáculo de clown, cualquier ocasión para reír más, es importante. Es invertir en salud.


     ¿Tiene límites el humor?

     Sí, claro. Todas las producciones humanas están atravesadas por un montón de sesgos ideológicos, y el humor no es neutro, tira a dar. Hay humor que te hace gracia y humor que no en función de cómo te identificas con él. Hay veces que no es más que una mala hostia disfrazada con un tono un poco irónico. Yo creo que el humor tiene dirección: hacia arriba, cuando yo me río de un poder temido, de la gente que considero más poderosa que yo, y hacia abajo. La gente, por lo general está dispuesta a reírse de los poderosos, de los políticos, de quienes tienen mucho dinero... yo estoy más dispuesta a reírme de un jefe. Pero con el humor que tiene dirección hacia abajo voy a reírme de gente que considero que tiene un estatus inferior al mío, que está en una situación que a mí me asusta, y el reírme es una manera de lidiar con ese miedo. Por ejemplo hay mucho chiste sobre borrachos, putas, homosexuales... es decir lo que nos asusta es lo que está en exclusión social, y ese humor es una manera de defenderse del miedo que da estar en esa situación. Y esto es una violencia contra esa gente.


     ¿Esto pasa con el humor machista?

    Sí. A ver, hay humor sexista: humor que las mujeres hacemos contra los hombres, y humor machista, que es el mayoritario, de los hombres contra las mujeres. Hay humor sexista en las dos direcciones, uno hacia arriba y otro hacia abajo. Con gente de tu mismo estatus es fácil hacer humor hacia arriba o hacia abajo, porque son tus iguales, están en la misma franja que tú. El problema viene cuando hago humor para gente que no está en mi misma posición. Cuando me río de los y de las iguales, puede ser que haya gente que se ofenda, pero en realidad lo que yo estoy haciendo es dar un rodeo para reírme de mí misma.


     ¿Qué propones como principio fundamental en tus cursos?

    Yo en mi escuela lo que propongo es reírse de una misma fundamentalmente. Me enfoco mucho en la búsqueda de la propia comicidad, que es lo que tiene más garantías pero también lo que precisa más coraje. Es decir, yo me río de lo que me preocupa, de lo que me acompleja, de lo que me asusta, intento dejar de echar balones fuera y me río de mí. Esto, según mi experiencia, es lo que ofrece más garantía a la hora de conseguir la risa del público, de ofender menos. Cuando tocas alguna de las identidades fundamentalistas, la religión, la política, la ideología, la afiliación a un partido de fútbol, hay gente que se ofende. Te estas riendo de él o de ella. Para mí los límites están cuando yo me río de otro. Tendemos a reírnos mucho del escarnio de otros o de otras y claro, es que es muy fácil, si no sabemos reírnos de nosotras mismas nos reímos de otras personas. 

Claro, y aprender a reírse de uno mismo también te ayuda a vivir.  Decía Lecoq que la máscara más difícil era la pequeña nariz de payaso. Sí, es muy sanador, pero necesitas mucho coraje, porque muchas veces no nos gusta lo que encontramos. Muchos de tus espectáculos los haces desde una perspectiva de género. ¿Qué razón te llevó a tomar esta decisión?

    Bueno, este es el que más centrado está en los grandes temas: falocentrismo, la sororidad... pero también he hecho el espectáculo Sex o no Sex, que es el que hice en Salamanca, o uno sobre consumo. Y, claro, yo al final muestro las cosas como me afectan a mí como mujer, desde un a perspectiva de mujer, porque soy mujer.





Defender la alegría como una trinchera

defenderla del escándalo y la rutina

de la miseria y los miserables

de las ausencias transitorias y las definitivas

defender la alegría como un principio

defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones

de las dulces infamias y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera

defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos

y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos

de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino

defenderla del fuego y de los bomberos

de los suicidas y los homicidas de las vacaciones

y del agobio de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza

defenderla del óxido y la roña de la famosa pátina del tiempo

del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho

defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas

y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar

y también de la alegría.

(Mario Benedetti) *Para quien pueda interesarle Virginia Imaz estará en Iurreta, Vizcaya, el próximo 21 de febrero con el espectáculo Pronoia. Aquí su contacto y blog sobre clown: https://oihulariklown.wordpress.com/about/

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